miércoles, 18 de octubre de 2017

Carta del Párroco José Martín Hernández Martínez ante las acusaciones de Antorcha campesina contra el y contra Alonso Aco.




Antorcha Campesina
Acusa al párroco
José Martín Hernández Martínez y  Marco Alonso Aco Cortes

El pasado díez de octubre del áño en curso asesinaron a un edíl poblano; entre los limites de Puebla y Oaxaca; Manuel Hernández Pasión, fue asesinado junto con su escolta mientras viajaban en su camioneta, el edil y su escolta viajaban en una camioneta tipo titán,  fueron emboscados por hombres armados cerca de las 16:40 horas en el kilómetro 9+000 de la desviación que conduce a la junta auxiliar de Huahuaxtla, que pertenece al municipio de Xochitlán. Este presidente Municipal pertenecía al movimiento de antorcha campesina, ante este lamentable hecho, la organización antorchista, culpo al párroco de esa comunidad; José Martín Hernández Martínez, y a Marco Alonso Aco Cortés, por esta situación José Martín Hernández Martínez, renuncio a su feligresía; por amenazas de dicha organización y dirigió un carta.






La organización Antorcha Campesina en Puebla culpó a la familia Aco del homicidio del edil de Huitzilan de Serdán, Manuel Hernández Pasión, entre ellos, a Marco Alonso Aco Cortés, a quien perfilan como aspirante a la candidatura para gobernador por Morena. Por tal motivo el párroco de esa comunidad dirigió una carta a sus feligreses a Morena y a los Poblanos







Carta del Padre José Martín Hernández Martínez; ante las acusaciones de Antorcha Campesina contra él y contra Alonso Aco.



CIUDAD DE PUEBLA 15 DE OCTUBRE DE 2017

José Martín Hernández Martínez
Antes que nada quiero expresar mi desconcierto por esta inaudita tragedia. Llegue como Párroco a Huitzilan de Serdán a finales de agosto del año 2012, con mucho entusiasmo comencé a realizar mi trabajo pastoral. La situación de extrema pobreza con su carga de males, el atropello constante a los derechos humanos, y la mentira institucionalizada, todo esto solapado por la indiferencia de los tres niveles de gobierno, municipal, estatal y federal, y por la dureza de la institución eclesiástica, que se resiste a presentar el evangelio de una manera inculturada, me motivaron a encausar mi trabajo pastoral por la línea de la Dimensión social de la fe. Mi propósito fue hacer reflexionar a los indígenas huitziltecos, para que en su momento tomaran las decisiones convenientes, para mejorar sus condiciones de vida. Con esta manera de trabajar pronto me gane la simpatía del pueblo huitzilteco, así mismo, la mala voluntad de la clase dominante.

Siempre estuve consciente de que mi paso por Huitzilan iba ser muy breve, por eso me apresuré a enseñarles cómo defenderse de una manera pacífica ante los atropellos constantes que padecían y siguen padeciendo. Y me puse a escribir mis reflexiones, para que cuando ya me hubiera ido, los pudiera seguir acompañando, por medio de estos escritos. Afortunadamente los huitziltecos fueron muy receptivos, y tuve un gran éxito pastoral. Aun sin ya ser párroco de Huitzilan, la persecución cobro nueva fuerza y nueva forma, se volvió una persecución mediática, no solo contra mí, sino contra la comunidad que recibió mis enseñanzas.

Los líderes antorchistas me acusan de que, con mis reflexiones envenené y dividí al pueblo huitzilteco. Yo los invito a todos ustedes a que lean mis escritos, mis homilías y mis mensajes, todo lo que prediqué desde el primero hasta el último día que fui párroco de Huitzilan, lo he subido a mi muro de Facebook, allí pueden verificar, si hay faltas a la ley, como lo afirma el líder antorchista. Siempre trataron de intimidarme, me amenazaron diciendo que de continuar con esta forma de trabajar, se iba a desatar un conflicto de consecuencias inimaginables y que yo sería el responsable.

A mediados de diciembre del año 2015 publicaron un artículo titulado “Huitzilan: suenan las campanas anunciando la agresión”. Allí se exhiben como víctimas, y a mí me exhiben como su victimario ¿En qué Cabeza puede caber que un indefenso cura de pueblo sea capaz de victimizar a una organización con tanto poder económico y político? Ellos si critican, gritan y exigen, pero cuando alguien se atreve a señalar sus horrores, se ponen como fieras rabiosas. Eso no es la política, eso se llama politiquería. Pues hasta el niño más ingenuo sabe que “El que se lleva se aguanta”.

También a mediados de diciembre de 2015 publicaron que Alonso Aco y yo, seriamos responsables por lo que pudiera pasar en el municipio. Cualquier crimen que se cometiera sería nuestra responsabilidad. Desafortunadamente la noche del día 3 de febrero de 2016 hubo un asesinato en Huitzilan, los líderes antorchistas sin tener ninguna evidencia, nos señalaron como culpables, en diferentes volantes que difundieron por todas partes, y en su página de internet. Curiosamente tres asesinatos se realizaron, los días cercanos al informe del presidente Municipal antorchista Manuel Hernández Pasión, los tres años consecutivos que ocupó su cargo ¿Sería esto una casualidad? o ¿Qué tan oscuro habrá sido el gato que estaba encerrado?

Todo Huitzilan conoce el caso de don Jerónimo Aco Huerta, un Huitzilteco, que en julio de 1988, él y otros dos indígenas de este pueblo, Francisco Galindo y José Hernández Felipe, tuvieron que pasar algunos años en la prisión, acusados de un delito que no cometieron, (el asesinato de un presidente municipal en funciones, llamado Ignacio Gómez Cipriano, un indígena que ya no quería ser antorchista), los detuvieron y a base de torturas los obligaron a declararse culpables. José Hernández Felipe murió en la prisión. Así es como las mafias, asesinan a sus compañeros incómodos, se deshacen de sus “adversarios políticos” y se fabrican mártires.

Tristemente, hoy me veo enredado en un problema semejante, a consecuencia del éxito de mi trabajo pastoral. Por eso quiero manifestar ante la opinión pública, delante de mi conciencia, y delante de Dios, que yo no tengo nada que ver en el asesinato del presidente Manuel Hernández Pasión, soy inocente, y también lo es Alonso Aco Cortés. Sé que la organización política “Antorcha Campesina” tiene mucho poder económico y político, para adueñarse de la vida de la gente, para comprar autoridades, para falsear los testimonios, y para encarcelar a quien se le antoje. Y si ese fuera mi destino, con gusto lo asumiría, tengo miedo como todo ser humano, pero en Cristo soy fuerte.

Le digo a Alonso Aco Cortés, acuérdate de los grandes líderes que han revolucionado al mundo, nuestro abuelo Nezahualcóyotl, Nelson Mandela, y obviamente Nuestro Señor Jesucristo, entre muchos otros ¿Acaso no sufrieron para dar testimonio de su mensaje y de su obra? La suerte de los verdaderos caudillos del pueblo es la persecución, el destierro, la cárcel o la muerte.

Yo me siento muy orgulloso de estar siguiendo los pasos de Jesucristo, a él también un día lo trataron como a un criminal, lo sentaron en el banquillo de los acusados y le dieron la pena de muerte. Para un sacerdote católico no hay ideal más grande que compartir la suerte de su Señor. Si por haber despertado las conciencias y haber abierto los ojos de muchos indígenas, desde nuestra fe en Cristo Jesús, para que volvieran a creer en su dignidad de seres humanos e hijos de Dios, hoy me van a endosar un delito que no cometí, y por eso me van a privar de mi libertad, bendito sea Dios. Quiero ver este acontecimiento con los ojos de la fe, pues para los que amamos a Dios, todo nos sirve para nuestro bien. Sé que la prisión no es lugar para vacacionar, pero tampoco es cosa de otro mundo, y que allí hay mucha gente, inocente o culpable, que necesita el consuelo de la fe y el auxilio de los sacramentos, Yo lo vería como mi nuevo campo de apostolado. Porque libre o encarcelado, yo siempre seré sacerdote. Le pido a toda la Iglesia que me acompañe con su oración, pues el Espíritu es animoso, pero la carne es débil.
Y a mis hermanos los líderes antorchistas les digo de corazón, pase lo que pase no les guardaré ningún resentimiento, siempre me sentiré muy agradecido con ustedes, pues sin ésta feroz persecución, no habría tenido tanto éxito, mi trabajo pastoral, en el pueblo de Huitzilan de Serdán. Que Dios los bendiga.




Pbro. José Martín Hernández Martínez



Jesús Hoyos Hernández

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